La frase “ser disciplinada y constante” tienen muy mala fama. Inconscientemente relacionamos estas dos palabras con sufrimiento, con dejar de lado un poco nuestra zona de confort y, ¿te digo algo? A ninguna de nosotras nos encanta la idea de levantarse temprano para comenzar a hacer ejercicio.
Bueno y ni se diga el hecho de mejorar tu alimentación o intentar dejar el chocolate (en mi caso). La realidad es que son palabras con tan mala fama que siempre creí que ser disciplinada sería una misión imposible para mí.
Fue hasta que tomé un curso en la preparatoria donde conocí a Ileana. Ileana era una chica muy delgada, con un cabello precioso y unos apuntes impresionantes.
Ella llegaba muy temprano y siempre se veía perfecta, impecable de pies a cabeza. Admiraba lo bien que se veía y la resistencia que tenía para no quedarse dormida en clase de historia.
El profe era muy guapo, pero sinceramente, lo suyo no era explicar historia. Si me regaño 3 veces por bostezar, fueron pocas. El caso es que todos tenían sueño en clase. Sin embargo, Ileana estaba más fresca que una lechuga.
Me daba mucha curiosidad saber cuál era el secreto. Entender si había alguna fórmula mágica y que yo pudiera verme igual.
Así que como buena preguntona que soy (con poca sutileza), le pregunté cuál era el secreto. ¿Sabes que me respondió?
Ser disciplinada y tener hábitos
Sí, así de sencillo y complejo a la vez para mi pobre cerebro. ¿Sabes qué hice? Sí, le pregunte que cuales hábitos.
El caso es que me dio la lista mas larga de hábitos que jamás hubiera imaginado, me planteó horarios y días.
Ya te imaginarás mi cara. Lavar los trates cada que terminara de comer, poner la ropa en su lugar en cuanto se cambiara, hacer la cama apenas levantarse y lo normal, hacer ejercicio antes de ir a clases y leer todos los días 15 minutos.
Yo me sentí super poderosa y juraba que podría hacer toda esa rutina porque yo era una experta levantándome “temprano”.
En realidad, yo me levantaba temprano para alistar mis cosas y regresar a dormir peinada y con el uniforme puesto, con toda la intención de que mi mamá no molestara con que me despertara tarde.
Si, lo sé, una tontería; pero a mi defensa puedo decir que el objetivo se cumplía.
EL caso es que intenté ponerme a prueba con la rutina de Ileana. Primer día, excelente. Segundo día, bien. Tercer día, ya había olvidado dos hábitos porque no tenía “tiempo” (aunque en realidad no tenía ganas).
Bueno, el caso es que fallé horrible. Cuando vi a Ileana el fin de semana, sinceramente estaba molesta y sarcásticamente le dije “Vaya rutina la tuya, al parecer no es para mortales”. Me había resignado completamente a llegar medio peinada y admirar la perfección de su lucidez en clase de historia (por supuesto, la lucidez de sus calificaciones también).
Cuando ella noto mi molestia y sarcasmo, solo se rio de mí. Lo cual me hizo enfurecer un poquito más, pero afortunadamente ella era muy serena y no reaccionó a esta muchachita grosera y mal encarada.
Ella respondió amablemente y dijo “Lore, no te enojes, no hay formula secreta. Es cierto que hay que ser disciplinada para crear hábitos, pero entiende que las cosas no se logran de la noche a la mañana; y menos tratando de hacer todo lo que yo hago de un jalón. Para mi ya es normal porque llevo años así. Iniciar un nuevo hábito es todo un proceso”.
Al final de cuentas, no vi fallas en su lógica y pregunté como lograba hacerlo más sencillo. Las recomendaciones que ella me dio te las pondré aquí abajo:
Como ser disciplinada
Plantéate un por qué
Siempre tienes que tener una razón fuerte para que tu mente entienda que lo que estás haciendo vale la pena y es importante para ti.
Ese por qué, procura tenerlo cerca y visible. Entre mas lo veas, mas le darás la pauta a tu cerebro para que trabaje por él.
Enfócate en un solo hábito
El problema, en mi caso, fue que intenté implementar 20 hábitos en mi vida. Lo que significó luchar con 20 malos hábitos que había aprendido durante más de 12 años.
Ese día entendí que lo mejor era tener un solo enfoque o a lo mucho tres. Si quieres fallar lo menos posible, debes de dejar de pensar que puedes cambiarte por completo de la noche a la mañana.
Organiza tu vida alrededor de ese hábito
Una de las razones por las que también fallé es porque en realidad decidí meter esas nuevas actividades en donde cupieran de mi día y por supuesto lo que menos hice fue organizarme en torno a ese hábito.
Que, si lo hubiera hecho, lo mas seguro es que al menos uno de esos hábitos hubiera sobrevivido. Por ejemplo, si meditar hubiera estado como actividad justo después de bañarme, hubiera sido mas sencillo que hacerlo antes de dormir y tener que luchar con el sueño para concentrarme.
Aplica la regla de los 5 segundos
De esta regla ya te he hablado, pero básicamente nos sirve contra la procrastinación. Cuando sientas que ya no quieres hacer una actividad, cuenta 5 y levántate a hacerlo sin pensarlo.
Así de simple, pero funciona. Una vez que te pones a hacerlo, ya no hay vuelta de hoja porque ya iniciaste.
No te culpes y reinicia
Imagina que llevas 5 días haciendo 10 min de ejercicio en la mañana, y de repente el día 6 por alguna razón no consigues hacerlo. Lo más seguro es que comiences a sentirte mal o te culpes.
La realidad es que no pasa nada. No tienes que autocastigarte, recuerda que vas empezando, que eres humana y que se vale fallar, no tiene que ser perfecto todo el tiempo.
Si nos castigamos, es justamente la razón por el que el ser disciplinada se vuelve tan pesado. Así que no te regañes, simplemente al día siguiente aplicas la lección de los 5 segundos y retoma ese hábito.
Normalmente cuando fallamos un día, no queremos continuar con la actividad al día siguiente. No dejes que tu procrastinación y mente te alejen de tus objetivos.
Hazlo sencillo
Hay hábitos sencillos como tender la cama y otros más complejos como leer 1 hora todos los días.
Si estás en el segundo caso, desglosa ese hábito y empieza poco a poco. Si la idea es leer todos los días 1 hora, empieza por 10 minutos y a la siguiente semana aumentas 5 o 10 minutos más.
Cuando son hábitos mas complejos, lo mejor es empezar poco a poco.
Modifica tu entorno
Aunque este no me lo paso Ileana, a mí me ha funcionado. Me considero una persona disciplinada pero débil a la vez. Me tortura mucho cuando no puedo lograr que las condiciones de mi entorno no me distraigan.
Así que comienzo a modificar lo mas que se pueda de mi entorno. Es decir, si mi objetivo es hacer ejercicio en las mañanas, lo que hago es colocar la ropa deportiva a mi lado, incluso si creo que me será de mucha dificultad, me duermo con la ropa deportiva para que enseguida me levante y ya no sienta flojera por cambiarme.
Ya sé, yo soy un poco extrema, pero me funciona.
En realidad, facilitar lo más que se pueda es mi secreto para poder ser mas disciplinada y lograr implementar hábitos en mi vida.
Te propongo que pruebes estos consejos y me cuentes como te va con ellos. Si tienes algún consejo que pueda servir a los demás, por favor déjalo en los comentarios.
Si llegaste hasta aquí, te agradezco mucho y de verdad deseo que te sirvan estos consejos.
Recuerda que puedes guardar este post en Pinterest para que no olvides revisarlo cuando necesites ser disciplinada con alguna actividad y logres tus objetivos.