“A veces siento que no merezco todos los logros que a mi edad he alcanzado. Lo más probable es que algún día los demás se den cuenta de que no soy lo suficientemente buena como parezco.”
El síndrome del impostor es más común de lo que pensamos. Un claro ejemplo es una de mis actrices favoritas, Emma Watson.
Así como Emma Watson, existen más personas que lo sufren. No importa si eres estudiante, actriz o empresaria, siempre existe la posibilidad de que puedas experimentar este síndrome.
Si en algún momento han pasado por tu cabeza frases similares, seguramente este post te va a servir.
Antes de pasar a como podemos darnos un poco de tregua, hay que entender lo que realmente es el síndrome del impostor.
El síndrome del impostor
El síndrome del impostor se puede entender como un malestar emocional que se presenta por el hecho de sentir que no merecemos el lugar en el que estamos.
En otras palabras, es saber en dónde estás y todo el camino que has recorrido, pero no entiendes por qué. Sientes que todo lo bueno solo lo has obtenido por suerte.
Este síndrome no discrimina, puede que seas una madre, una estudiante o una empresaria.
Mi experiencia
Déjame contarte que yo he sufrido de este síndrome y quizá más de una ocasión.
Justo cuando empezaba a ser Pinterest manager, no sentía que supiera lo suficiente del tema para hablar de ello. Me daba pena cobrar por una asesoría o una consultoría, no importaban los cursos que había tomado y tampoco la experiencia que ya llevaba en la plataforma. El punto era que sentía que había conseguido levantar mi cuenta por suerte y que a los que había ayudado, les había ido bien por suerte.
Me daba miedo que, si me contrataban, no fuera capaz de hacerlo lo suficientemente bien y que, por un error, todos se dieran cuenta que era un fraude, que realmente no sabía demasiado.
Pero no solo me paso con Pinterest, sino también con este mismo blog. A veces siento que no soy la persona indicada para hablar de temas de productividad, desarrollo personal, etc. El detalle está en que sé perfectamente el camino que he recorrido, todo lo que he aprendido e incluso, estudié una carrera en la que aprendí mucho sobre productividad. Sin embargo, ni todo eso es capaz de explicar cómo es que llegue hasta donde estoy.
Probablemente estés pensando: “Lore, ¿eso no quiere decir
que tienes autoestima baja?”
No. No, amiga mía. El síndrome del impostor no tiene nada que ver con una autoestima alta o baja, ni si eres una persona negativa o positiva para victimizarte.
Más bien, con sentimientos. Son ciertos momentos en tu vida, donde miras todo lo que has hecho y en realidad no crees posible que TÚ lo hayas hecho.
Es un miedo que te hace pensar que, en algún momento, alguien se dará cuenta de que no eres una experta en tu temática, negocio o ámbito.
No es que dudes de ti o tengas miedo al fracaso. Te repito, tú ya sabes que puedes hacerlo, conoces tus capacidades y tu esfuerzo, simplemente no crees merecer lo que ya tienes. Sientes que aún tienes que hacer más para merecer tus logros actuales.
Está bien, Lore. Entonces, ¿cómo superar este síndrome?
Ya va, ya va, no te desesperes. A continuación, te voy a comentar algunos tips.
5 tips para combatir el síndrome del impostor
¡Hazlo ya!
Si lo pensamos bien, el síndrome del impostor lo podemos utilizar a nuestro favor. Cada que sientas a ese pequeño diablillo hablándote y diciendo que “eres un fraude”, tú lo vas a callar tomando acción.
Úsalo para motivarte y seguir trabajando porque esos éxitos te los mereces y todo ha sido resultado de tu esfuerzo.
Diferencia lo que sientes de lo que es real
Por alguna razón, en ocasiones creemos que por el hecho de pensar o experimentar alguna emoción, esta va directamente relacionada a nuestra realidad. Por ejemplo: “si siento que no soy buena en inglés, debe ser porque en verdad soy para nada buena en inglés.”
Entiende que los pensamientos son automáticos y no podemos controlarlos. Si RECONOCEMOS que son constantes e incontrolables entonces podrás cambiar el pensamiento, es decir:
“No por sentir que soy muy mala en inglés, significa que realmente lo sea.”
Es simplemente un cambio de mentalidad.
Acepta los elogios y aplausos.
Se vale aceptar los elogios. Dejar que los demás reconozcan nuestros esfuerzos es algo que nos hace entender en donde estamos paradas. Sin embargo, esta situación es la que nos lleva a dudar del éxito que tenemos.
De ahora en adelante, vas a aceptar los elogios y dar las gracias por ellos. Es complicado en un inicio, aunque siempre ayuda a aprender a agradecer, porque además de superar este síndrome, también te ayudará a aumentar tu autoestima.
Celebra tus logros
Así sean pequeñitos, celébralos. Sé que cuando creemos que lo que estamos logrando es algo que no merecemos, los pequeños logros no son relevantes para nosotras realmente.
Si piensas esto, estás en un error. Todos los logros son relevantes porque te acercan a tus metas. El detalle de no celebrar esos pequeños logros radica en que cuando tengas un logro más grande, no te sentirás merecedora porque no verás una trayectoria clara. En cambio, si celebras cada logro, aunque esa vocecilla esté presente, tú vas a poder reducir el comentario con esos pequeños logros que te llevaron hasta ese gran logro.
Cuando reconocemos que algo no anda tan bien y que podemos pedir ayuda para afrontar la situación acompañadas, debemos hacerlo.
Al ir a una terapia para enfrentar este síndrome de manera especializada y con ayuda de un psicólogo, no solo saldremos más rápido de esto, sino que también te ayudará a mejorar más áreas de tu vida.
Bueno mi Lover, espero que tomes acción y no te dejes envolver por esa vocecilla. Debo recordarte que no soy psicóloga y que todos los consejos de este artículo son basados en mi propia experiencia.
Te recuerdo que siempre puedes empezar a cambiar tu vida y que es el primer paso para empezar una vida productiva, con propósito. Por supuesto, una vida que te haga sentir satisfecha y feliz.
Te agradezco de corazón que hayas terminado de leer este post. Si te gustaría que habláramos de algún tema relacionado, puedes dejarlo en los comentarios.
Espero que tomes acción y que a partir de mañana o quizá; esta tarde, empieces a ser una persona más acercada a lo que te hace feliz.
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