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El azúcar y los carbohidratos han sido parte de mi alimentación durante muchos años. Sinceramente, nunca creí que fuera algo realmente malo, incluso me definía como amante del azúcar.

Sé que no acostumbro hablar de estos temas aquí en el blog; sin embargo, siento un compromiso muy grande con que tú estés bien emocional, mental y físicamente.

Quiero aclarar que no soy experta en nutrición, y solamente te hablaré desde mi experiencia y de algunos datos que he encontrado en otros blogs; de los cuales, también te dejaré los links al finalizar este post (por si te interesa leer más del tema).

El azúcar y el daño a mi sistema digestivo

Esta fue mi primer mala experiencia con el azúcar. Años atrás ya había empezado a reducir mi consumo de azúcar, puesto que un familiar muy cercano con el que comíamos todos los días desarrolló cáncer. Por si no sabias, se dice que el azúcar es el alimento principal del cáncer.

A raíz de esta situación (y de que mi madre siempre se preocupa por los demás), redujimos nuestro consumo de azúcar (no precisamente en todas sus presentaciones) para que mi familiar mejorara. Sentíamos que esa era la mejor forma de apoyarlo.

Bueno, ahí fue mi primer conflicto con el azúcar, y la razón por la que debía dejar de consumirla. Si bien no era mucho, era algo.

Un año después, comencé a salir con mi pareja actual y sinceramente comíamos muy mal. Quizá en mi casa no me dejaban comer azúcar, pero en la universidad nadie me cuidaba y todo eso lo desquitaba. En general, ninguno de los dos tenía la conciencia de alimentarse correctamente. Si yo era la princesa del azúcar, él era el príncipe de las harinas. 

Quiero aclarar algo muy importante: ambos somos bastante delgados y en mi caso nunca he tenido problema con mi peso. Siempre he pesado lo mismo desde el último grado de la secundaria, lo cual me hacia creer que estaba muy sana, y que el hecho de hacer ejercicio compensaba todo lo que comía.

La situación comenzó a empeorar cuando David salió de la carrera y encontró trabajo, porque los horarios de comida para él eran muy limitados. Eso ocasionaba que comiera lo que resultara más rápido. Mientras tanto, yo seguía comiendo mal; además, dejé de hacer ejercicio al ritmo que lo hacia antes y comenzaba a sentirme mal, pero lo justificaba con el estrés de la escuela.

Recuerdo un día que me comí un frappe y una dona. Tenía tantísimas ganas de azúcar que ni siquiera recuerdo haberlas disfrutado. El problema ocurrió en la noche porque tuve un muy fuerte dolor de estómago. Esa noche no dormí nada.

Lo triste fue que, a partir de entonces, cada que hacía combinaciones que involucraran tantísima azúcar de una sentada, era seguro estar en el baño y no dormir nada.

Por lo que deje de consumir azúcar en grandes cantidades. Sin embargo, no concientizaba la situación real de lo que estaba pasando en mi cuerpo.

Por otro lado, David cada vez se sentía mas ansioso y se estresaba demasiado, al punto de que salió de trabajar de esa empresa y entró a otra, pero aun así no se sentía bien por completo. A grandes rasgos, esos fueron nuestros antecedentes con la mala alimentación.

El año pasado se presentaron varias situaciones de salud para ambos y de las cuales entendimos que nuestra alimentación era la base de los problemas.

Problemas Hormonales y el consumo de azúcar

A partir de este momento me limitaré a hablar exclusivamente de mi historia porque si no, este post quedará demasiado largo.

En los últimos dos años desarrollé acné, el cual nunca durante toda mi adolescencia se había presentado, y como toda buena mujer positiva, creí que se debía al estrés que había estado viviendo en esa época.

El acné me hacía sentir cierta vergüenza; no precisamente porque fuera una situación muy grave, más bien porque había comenzado con todo este tema de las redes sociales y me daba pena mostrarme porque sentía que mi rostro no encajaría con el estilo de vida que quería promover.

El año pasado me dispuse a buscar dermatólogos debido a que ya había probado todas las recetas y mascarillas habidas en la internet y nada funcionaba.

Fui con una dermatóloga la cual me dijo que lo más probable era que tuviera acné hormonal. La razón es que a mi edad ya no era “normal” y no solo eso, lo mas seguro es que tendría que dejar de comer carbohidratos y azúcares por la resistencia la insulina. Aclaro, lo mas probable era que tuviera “Ovario poliquístico”.

Esto se debía a que mi mamá tenia diabetes y seguramente es que se debiera a una condición parecida a la mía, aunque mal tratada.

Cuando la dermatóloga me mando a hacerme estudios hormonales, en seguida busque a una ginecóloga para que me mandara a hacer todos los estudios que hubiese, con el fin de saber si iba a tener que tomar medicamento y dejar de comer mis amados chocolates.

La ginecóloga me mando a hacer más estudios. Cabe recalcar que ella también creía que tuviera ovario poliquístico y ya me había hablado de todo el tratamiento que tendría que llevar para poder controlarlo.

Cuando me dijo eso, yo me puse muy mal y comencé a leer un montón de artículos y ver un montón de videos sobre mujeres que habían tenido este problema (aunque no fuese algo tan grave y pudiera controlarse).

Todas las personas decían que lo que las había ayudado era dejar de comer azúcar, lácteos y carbohidratos. Me obsesioné tanto con el tema que cada que comía un pastel o un helado me sentía mal porque sentía que empeoraba mi situación (ojo, aún no me daban los resultados de los estudios).

Después de un mes me entregaron los resultados y fui con la dermatóloga y la ginecóloga. Ambas me dijeron que no tenía ningún problema hormonal. La dermatóloga me comentó que trataría el acné como si fuese acné común y corriente, pero que esta vez tendría que poner mucha atención a mi alimentación, porque era probable que no estuviera procesando las azúcares y los carbohidratos correctamente, por lo que me dio una lista inmensa de cosas que tenia que dejar de comer y las cosas que solo podía comer una vez a la semana. Por supuesto, no estuvo en desacuerdo con que ya no comiera carne; el problema fue que no me dijo que cosas SÍ podía comer.

Paralelamente, David lidió con sus problemas y llegó a la misma conclusión… Ya que uno de los principales efectos secundarios del azúcar en el organismo son los problemas neuronales como la ansiedad, la depresión y el estrés.

Él se informó mucho de lo que debía dejar de comer, como podía sustituirlo y que otras opciones había.

Actualmente

Actualmente, tratamos de consumir azúcar y carbohidratos al mínimo, hacer ejercicio, meditar, tomar suficiente agua y averiguar de algunas recetas que podamos consumir que no alteren nuestro sistema.

Personalmente, me siento muy activa, con mucha energía, soy más productiva y por supuesto no he tenido problemas de estómago. Ya no me siento mal al comer postres, porque entiendo que no está mal consumir azúcar, comer un plato de pasta y una malteada (aunque mi dermatóloga no me deje comerlo). Se trata de saber comer, entender que comer sano no es complicado, que actualmente hay muchas opciones y que puedes tener un día para comer mal.

Mi piel no está recuperada al 100%, pero sin duda alguna ha mejorado bastante (algo que me tiene sorprendida).

En el siguiente articulo te hablaré sobre algunas opciones y de otros riesgos que puede traer el comer demasiada azúcar; y en general, no tener una alimentación sana.

Le pediré a David que escriba un poco de los cambios que el ha notado. Esto lo quiero hacer porque yo soy una persona que prueba de todo y se queda con la mejor opción. Al contrario, David crea un millón de razones para la teoría pueda estar equivocada y ponerlo a prueba 3 veces más hasta que lo compruebe. Así que, si hay alguien complicado de convencer es él; y por lo que el me comenta, ha tenido resultados más tangibles que los míos.

Muchas gracias por leer, espera la segunda parte y ya sabes que, si te gusto este post y quieres tenerlo como un recordatorio, puedes guardarlo en tu Pinterest.