Sinceramente no tenía ánimos de hablar de la cuarentena y mucho menos tocar este tipo de temas porque me han causado muchos conflictos emocionales.
En algún momento, he comentado sobre mis sensibilidades a los conflictos del mundo y que esas situaciones tan devastadoras me hacían sentir mal; pero por la situación de la cuarentena y que tenemos que aislarlos, descubrí muchas cosas que agobiaban mi cabeza.
Una de ellas es que estamos utilizando redes sociales con más frecuencias para tratar de evitar el encierro social. Aunque estemos conectando de forma virtual, cada vez siento que nos desconectamos más de la vida real.
Los primeros días de encierro, sentí que me la pasaba creando contenido para redes sociales. Por otro lado, mi mamá y mi hermana veían videos o se la pasaban revisando Facebook.
El punto es que en realidad no estábamos interactuando entre nosotras, aunque estuviéramos en la misma casa.
Mientras esto ocurría en casa, la situación en la ciudad no mejoraba. En realidad, estaba empeorando… Por todo esto, optamos por pasar el resto de la cuarentena en un pueblito completamente aislado de todo.
Mi abuelita construyó una casa en su lugar natal, y hoy en día es un pueblo lindo con conexión a la naturaleza obligatoria; es decir, no tenemos señal de teléfono y menos de internet.
En estos pocos días que llevo acá he disfrutado de juegos de mesa, comidas en familia y caminatas entre arboles enormes.
¿Has escuchado el dicho “antes de que cante el gallo”? Bueno, hoy me levanto en cuanto canta el gallo. Los días parecen largos: con tanta tranquilidad para leer, caminar y contar historias es inevitable sentir que estás viviendo la vida como era antes.
Esto me ha servido para entender que las cosas han cambiado mucho y que, aunque amo conectar con las personas que están lejos y enseñarles como ser más productivos y mejorar su estilo de vida, siento que es un buen momento para convivir y reconectar con las personas que tienen al lado.
Sé que esta situación pasara (como todo en la vida), pero tenemos mucho que aprender de este aislamiento.
Lamento si estos artículos no son como los que normalmente lees. Sin embargo, quiero compartir un poco de mi experiencia en estos días. Aún no estoy segura de hasta cuando volveremos a la ciudad y tampoco sé muy bien cuando publicaré esto, pero deseo que le sirva a alguien y si te animas a dejar tu experiencia con respecto a este tiempo, yo estaré encantada de leerte.